domingo, 7 de noviembre de 2010

UNA FOTOGRAFÍA

María de la Morena

"Sonido del Silencio", donde solo se escucha el proyector de la sala. La entrada a la galería donde se encuentra la primera sala se sitúan los dos primeros retratos de " Three women" Aung San Suu Kyi y Graça Machel, en la segunda sala se encuentra el tercer retrato de Ela Bhatt, dotados de seis focos de luz cada uno, estos minúsculos retratos quieren ser el grandioso homenaje a tres mujeres que han realizado una gran labor.
Seguidamente nos encontramos con una sala que es una pared llena de luz de tres filas de fluorescentes en total ciento sesenta y dos, iniciando así el camino hacia la oscuridad de la sala contigua donde se encuentra la sala de proyección, ha esta sala se accede mediante un semáforo de leed en verde y rojo. Una sala sumergida en la total oscuridad donde tres bancos y cuatro focos miran hacia el espectador, que a su vez mira hacia una pantalla que proyecta una imagen y en la esquina inferior derecha se encuentra el temporizador de 100" de cuenta atrás, como si de una bomba a punto de estallar se tratase, donde una secuencia de 8´ no deja indiferente a este. 8´ en los cuales aparecen las palabras escritas, apareciendo frase tras frase desgranando la vida del fotógrafo " Kevin Carter", de como los avatares de su vida hacen que sobreviva a un suicidio, a una bomba y que solamente haber realizado una fotografía en Sudán en 1993, a una niña que estaba devorada por el hambre y a un ave carroñera que está esperando su última agonía, ponga fin a su vida. Este después de la desgarradora secuencia que presencia "se sentó bajo un árbol y encendió un cigarro, habló con Dios y lloró".La crítica le devoraba con sus palabras”…otro buitre en la escena…”, pero estas críticas no impidieron que el premio Pulitzer se lo otorgasen en 1994, aunque si hicieron que se suicidara ese mismo año, dejando escrito “lo siento muchísimo”, “el dolor de la vida, supera la alegría, hasta el punto que la alegría ya no existe”. Después de esto los focos saltan como de un flash se tratase y aparece la foto, una foto que lejos de querer ser un premio, sino una denuncia, se convirtió en el castigo de un hombre atormentado por su vida en Sudáfrica, donde tuvo la mala suerte de vivir en un tiempo en que pasó todo lo relacionado con Apartheid, le reclutaron las fuerzas armadas e incluso le tildaron de “amigo de los negros”, simple y llanamente por no participar y denunciar lo que estaba sucediendo en su país. Su legado continúa con su hija Megan.

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