martes, 16 de noviembre de 2010

Una ciudad que grita

Obra en la que además de sentir puedes andar. Garaicoa propone una nueva manera de entender el arte. No basta con ver el arte. Garaicoa en esta exposición nos obliga a sentirlo, a palparlo. Recorrer descalzos ciertos suelos sucios de La Habana, suelos que han podido pasar desapercibidos, pero que para Garaicoa no lo han hecho. Ha sido capaz de leer la ciudad y reinterpretar la que esta nos dice. Nos encontramos ante una exposición cargada de poesía que se nos muestra como un libro transitable, un libro de los sentidos y del sentimiento que a pesar de su suavidad tiene mensajes muy reivindicatorios y ásperos. Una reflexión sobre la ciudad, un proyecto totalmente urbano que nos habla de la ruina y de la concepción de la ciudad, del construir a partir de lo viejo. Y que no se limita al ámbito de los museos, ya que esta obra podía haber sido expuesta en plena calle habiendo tenido otra dimensión, que para mi gusto hubiera sido aun más enriquecedora. Esto es posible por el hecho de ser alfombras lo que se exhibe ,por ser un arte que se descuelga de la pared, por expandirse y recrear a escala real los establecimientos cargados de mensajes que nos ha querido mostrar el artista. De las siglas de la tienda Fin de siglo el cubano saca: Frustración de sueños, Fatalidad de saberes, Falsedad de sombras, Festines de sangre, Fin de silencio. Ésta última da nombre a la exposición. Un FIN DE SILENCIO porque la ciudad, los nombres de sus establecimientos, con la manipulación de Carlos ya no pasan desapercibidos, es más nos gritan mensajes, metáforas y consignas. Nos encontramos ante una ciudad como medio de inspiración artística.
Por otro lado su obra que claramente posee un carácter crítico deja de lado la individualización; la idea tradicional de un único artista genial al que le debemos una obra. Ya que podemos ver un artista como creador de ideas, pero que ha contado con todo un equipo de colaboradores. Es un trabajo en el que prima la colectividad. (Trozos de las calles de La Habana se han convertido en tapices tejidos en talleres de Bélgica)
En esta exposición Garaicoa ha trabajado sobre la propia estructura de la ciudad y le ha dado forma y personalidad a su antojo. Una obra que partiendo del ámbito público ha sido transformada mediante un apropiamiento poético, al ámbito de lo privado, a que quede bajo su propio nombre; Fin de Silencio por Carlos Garaicoa. De este modo saca de contexto situaciones que están inmersas en la ciudad produciendo un resultado realmente evocador. Es como si la ciudad gritara. Y es el artista el que hace que grite.
Además hay dos videos de su ciudad. Proyectándose sobre el suelo, que emulan a los otros siete tapices que expone, las filmaciones te meten dentro de la ciudad; continuando así con el paseo.

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