lunes, 8 de noviembre de 2010

La barrera del silencio

Carlota Cánovas Cúneo
1ro Historia del Arte
Grupo 12

Alfredo Jaar retorna a la galería Oliva Arauna, celebrando los veinte años de trabajo conjunto. Tras haber llevado “The sound of silence” (creada entre el 95 y el 2006) por diferentes lugares, al fin aterriza en España, por primera vez con texto traducido al español.
Nada más entrar en la galería, nos encontramos una multitud de focos apuntando a una pared inmaculada. Nada más curioso que algo imperceptible a lo lejos: tres microretratos de Graça Machel, Ela Bahtt y Aung San Suu Kry, tres mujeres luchadoras, que reivindican los Derechos Humanos en el Tercer Mundo, a las que Jaar con esta parte de su exposición titulada “Three Women”, intenta darles la importancia que merecen, al tratarse de algo poco visible, que obliga al espectador a acercarse demasiado.
A medida que avanzamos, sentimos el poder de las luces, cada vez más intenso, hasta que nos topamos con la pieza clave de la exposición: “The sound of silence”, una video instalación de ocho minutos de duración. En la puerta, una cruz luminosa (quizás símbolo de un lugar de reflexión, como una capilla podría ser) nos indica el acceso. Oscuridad, sólo eso y comienza el video. Los letreros se clavan con la violencia con que se teclean en una máquina de escribir, nos muestran la tormentosa vida de Kevin Carter, la fotografía de la desgracia (una niña famélica acechada por un buitre), que hizo que ganara el Pulitzer en el 94 y a la vez le envió al hoyo. Jaar incluso plantea el interés comercial que esconde esa instantánea, cuyos derechos pertenecen a la agencia de fotografía Corbis, propiedad de Bill Gates.
¿Cómo se puede hacer participar al público en una obra cómo esta? Fácil. Haciéndoles sentir como carroña de otro buitre, a través de un flash cegador, impertinente. Así es como quiere que nos sintamos, quiere lograr la implicación y ante todo, la reflexión en este recinto, que invita a ello, desde luego.
Alfredo Jaar refleja un Kevin Carter perseguido, luchador, nos muestra al Carter que lucho contra el apartheid, que padeció la injusticia de una sociedad que intenta parecer ética, cuando verdaderamente es el primer buitre descorazonado que se abalanza sobre un pedazo de carne moribundo ¿qué mérito tiene entonces?.

Nunca viene mal que nos recuerden la labor de gente que lucha férreamente por sus ideales, como son “The three women” y Kevin Carter. Una lucha sin sentido en un mundo frenético, que no intenta arreglar esa sordera crónica a la que está expuesto desde hace ya algún tiempo (que no es poco). Estas personas, que nos resultan indiferentes, minúsculas, hoy, en Oliva Arauna y hasta el ocho de enero, gritan por ser conocidas, es la voz al fin percibida que rompe la barrera del silencio que les impedía la revolución imposible, es el sonido del silencio, ¿lo escuchas?.


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