lunes, 8 de noviembre de 2010

Imágenes de conciencia.

The Sound of Silence, Alfredo Jaar.

Alfredo Jaar es un artista, cineasta y arquitecto chileno nacido en 1956. Su obra es generalmente una obra social, la cual lleva al espectador a salir de su día a día y plantearse asuntos como los problemas tercermundistas o las malas condiciones en las que viven algunos seres humanos.

La obra que ha expuesto en la galería Oliva Arauna es una videoinstalación que dura aproximadamente ocho minutos, el artista nos introduce dentro de la obra cuando nos mete en esa caja, al empezar el video hay una gran luz, que por lo que nos enteramos después es una fotografía que le toman al espectador para que realmente tome parte de la obra artística. En el video se muestra la vida de Kevin Carter, un polémico fotógrafo que retrato la miseria y el hambre en África. A él pertenecen obras como la famosa fotografía en la que una niña casi en el borde de la muerte tiene detrás de ella a un buitre, como la sombra de la muerte. El video casi de forma poética nos habla sobre su vida, la cual terminó cuando meses después de haber tomado esa foto se suicidó. El video nos presenta todos los premios que recibió esa imagen y toda la polémica que creó, llevándonos a un momento de reflexión sobre el mundo que nos rodea.

Bajo mi punto de vista, este tipo de exposición es una buena forma de hacernos reflexionar sobre lo frío que puede ser el mundo y lo poco que pensamos en que en otros países hay personas que mueren de hambre día a día. Posiblemente si muchos de los que fueron a la exposición no hubieran ido, ese día ni siquiera habrían pensado en lo que sufren otras personas.

Por otro lado, también creo que este tipo de obras están justificadas cuando el artista hace algo por los hechos por los que protesta y sobre los que quiere hacernos pensar. De nada sirve que el artista nos demuestre lo solidarizado que está con el tercer mundo mostrándonos ese tipo de imágenes y de vida que hizo y llevo ese fotógrafo cuando él no actúa. Puede que su modo de actuar sea concienciarnos a los demás, pero eso de poco sirve, ya que esta sociedad es mucho de hablar y poco de actuar. Decir: -ay qué pena, pobrecita la niña que no tiene de comer- no ayuda para nada a que delante de ella aparezca un plato de arroz con verduras, ni a que engorde varios kilogramos, ni a que su vida sea menos desdichada.

Aún así no me parece mal este intento de concienciar a las personas, pero deberían presentarnos más la idea de actuar, que la de mira lo que pasa en el mundo, que es algo que podemos ver todos los días en la prensa o en los anuncios del metro.

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