martes, 9 de noviembre de 2010

Relexión inhumana

Katrin Marina Wagner Capel
Grupo 12


La obra que actualmente se expone en la sala Oliva Arauna del barrio madrileño de Chueca muestra, como otras, una reflexión humana a cerca de la pobreza en el tercer mundo pero también nuestro papel en ella a través del modo en que muestra su video instalación y las tres imágenes que la preceden.

Al entrar, un bosque de focos nos confunde, ya que su aspecto desordenado y antiestético nos hace pensar que no forma parte de la obra, pero sin embargo aquello a lo que se dirigen son las fotografías de Graça Machel, Ela Bahtt y Aung San Suu Kyi, tres grandes mujeres impresas sin embargo en pequeños papeles.

Se nos muestran como ejemplo social e introducción de la realidad descarnada que veremos posteriormente en la video-instalación, y como yo lo veo, teniendo en cuenta que no habrían tomado este tamaño si no fuera de forma intencionada, simbolizan lo mucho que puede iluminar o la importancia que puede cobrar una persona con sus actos por pequeño que sea el espacio que ocupa en nuestro mundo.

Siguiendo con el grueso de la obra, nos introducimos en un corredor tremendamente iluminado pero de aspecto metálico, frío y geométrico que unirá su pequeño espacio con el de la video instalación, lo que confiere a la obra un aspecto un tanto inhumano. Ello podría asociarse a la intención del autor de reflejar nuestra relación con la del Tercer Mundo y hacérnosla ver; por normal que sea en ocasiones la hambruna y destrucción en el mundo permanecemos impasibles ante la perspectiva de cambiar el hecho de que la desgracia caiga siempre sobre los mismos. Estamos demasiado inmersos en nuestro predecible y sistematizado mundo para involucrarnos en algo más allá.

Al internarnos en el habitáculo se nos sucede sobre un fondo negro un fragmento de la biografía de Kevin Carter, aquel relacionado con este tercer mundo y con el conflicto del Apharteid. Lo más llamativo de ella es la imagen que lo hace famoso y la historia que detrás se oculta.

Lo que en mi opinión tiene que ver esto con nuestro papel para mejorar las condiciones del tercer mundo es el paralelismo existente entre la “profesionalidad” de Carter y la “amebosis” que hoy sufrimos: amebosis a la hora de no calibrar lo que realmente es necesario, de perseguir ambiciones capitalistas sin sentido para un futuro, de contribuir a un sistema que se derrumba por definición y en definitiva de quedar impasible al sufrimiento de los demás por ignorancia o por la pereza de salir de un cómodo sistema que adora al individuo por encima de la sociedad, irónicamente necesaria para la armonía de éste.

No hay comentarios:

Publicar un comentario