miércoles, 10 de noviembre de 2010

¿Hipocresía o diferencias de opinión?

En la galería de arte “Oliva Arauna”, se puede asistir a la exposición titulada “The Sound of Silence” del artista contemporáneo Alfredo Jaar.

Consta de dos partes: una es una videoinstalación de ocho minutos de duración, en la que el espectador es primero deslumbrado por unos focos de luz blanca muy intensa. Posteriormente debe introducirse en un cubículo, dónde se le muestran una serie de frases que narran la vida y la obra de Kevin Carter y como una serie de acontecimientos y vivencias le llevan finalmente al suicidio. También se le enseña su foto más polémica.

Con esta parte de la obra, el autor invita claramente a una reflexión introduciendo al asistente de forma simbólica dentro de la problemática (al hacer que entre en el cubo donde tiene lugar la proyección) y confrontándolo directamente con los dos temas en torno a los que, según mi opinión, gira esta creación: la situación precaria y extrema, en la que se encuentra un gran porcentaje de la población mundial y la importancia de la imagen a la hora de transmitir esta tremenda lacra social.

Claramente, en su día no se entendió bien esta instantánea captada por Kevin Carter, ni la intención que éste tenía. Pues evidentemente era la de denunciar y provocar una reacción y un levantamiento contra tan lamentable hecho como el que plasma. Y Alfredo Jaar, retoma acertadamente esta fotografía para que desempeñe ahora la misma función para la que fue hecha y la elige precisamente por su capacidad para impactar, por su intensidad y porque en realidad es una obra ejemplar y no para ser criticada de forma tan negativa como lo fue.

La segunda parte se compone de tres retratos. Los de Aung San Suu Kyi, Graça Machel y Ela Bhatt: tres mujeres que luchan por los sectores más desfavorecidos de la sociedad en algunos países tercermundistas, ayudándolos a sobrevivir y a evolucionar.

Delante de cada una de las fotos, se sitúan numerosos focos de luz, que apuntan directamente a la cara de estas activistas políticas y sociales, dotándolas de aún más importancia y protagonismo, si cabe.

Vuelve a resaltar el autor aquí la relevancia de ayudar a las capas sociales más pobres y que menos recursos tienen y el grandísimo papel que juegan estas personas, que dedican sus vidas a ayudar y a que los más desamparados estén un poco más cerca de tener una vida digna.

¿Es justo el tratamiento que recibió Kevin Carter a causa de su obra? Está claro que no y que en vez de perder el tiempo recriminándole hechos, que ni si quiera se saben a ciencia cierta, se debería intentar reducir de una vez por todas la tremenda pobreza que asola el planeta, para que fotos así ni siquiera tuvieran que existir.

Daniel García Paz, Grupo 12

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