Carla González Fernández
Tras años de arte político o comprometido como lo llama el propio artista, Alfredo Jaar nos presenta una de sus obras más importantes, “The Sound of Silence”, que es acompañada por otra nueva instalación “Three women”, ambas presentadas en la Galería Oliva Arauna de Madrid.
Este artista chileno ha trabajado con la idea de la desaparición de las imágenes, de el efecto que tienen sobre nosotros el número abismal con el que nos bombardean diariamente los medios de comunicación. Además se ha planteado la utilización de la imagen como medio de propaganda política.
Una carrera artística de protesta social, que muchas veces ha rozado el fotoperiodismo ya que nos comunica acontecimientos, situaciones que suceden en otras partes del mundo pero de las cuales nos acerca su punto personal y nos hace reflexionar. Un fotoperiodismo que releva la importancia de cada imagen, recordándonos que cada fotografía necesita ser observada y estudiada.
En esta doble instalación ya desde la entrada de la galería con “Three women” nos hace pensar en esto, en como estamos tan acostumbrados a ver retratados rostros ajenos que no prestamos atención a la importancia de la vida de estas personas. Para ello el artista ha escogido el ejemplo de tres mujeres indias que han sido y son un ejemplo de defensa de los derechos humanos. Imágenes que en otro contesto pasarían desapercibidas para nosotros, pero que colgándolos en una galería e iluminándolas las eleva, les da la importancia que merecen.
Pasados estos retratos nos encontramos frente a un inmenso cubo de luz que nos ciega y nos atrae, un cubo que bordeamos y nos atrae hasta su entrada. En su interior no sabemos lo que hay pero sin embargo nos encontramos conque debemos esperar a que la luz roja de la entrada pase a ser verde, hasta que finalmente podemos entrar y espectactes nos sentamos. Comienza un vídeo de ocho minutos en el que a través del texto nos narran la biografía del fotógrafo Kevin Carter. No es hasta el final de esta proyección que el artista no nos sorprende con un gran fogonazo, un flash cegador que nos retrata con cara de tontos en medio de este cubo, cuando justo aparece por un segundo la imágen más polémica de este fotógrafo.
Ocho minutos dedicados a una sola imagen, a elevar el significado e importancia que para este artista tienen en la sociedad.
Una exposición que nos presentan por primera vez con el texto traducido en castellano. En un espacio que quizás, si comparamos con otros espacios expositivos en los que ha estado expuesta, no es el más adecuado pero que sin duda sí que lo es para el artista y la galería por su trabajo conjunto desde hace ya 20 años.
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