domingo, 7 de noviembre de 2010

He waited 20 minutes - por Irene Gándara Ruiz.

Conmemorando los 20 años de la galería Oliva Arauna, se ha traído la obra del chileno Alfredo Jaar, ‘The Sound of Silence’. Artista creador de múltiples obras con un gran valor crítico hacia la sociedad y política capitalista del momento, esto aparece en obras como ‘This is not America’ en donde quiere romper con la errónea idea que tenemos sobre lo que engloba la palabra America o como la que habla del explotación de petróleo en África


Con esta exposición Alfredo Jaar, nos pone de manifiesto la tan polémica vida del fotógrafo Kevin Carter, de una forma tan sencilla como puede ser la utilización de una sala oscura, una luz verde y roja que te permite el paso a la sala, un video realizado mediante un Power Point, y unos flashes que al principio desconoces cual será su función. Pero tras adentrarte en la cámara y comenzar el video compuesto por un fondo negro en el que las palabras blancas que relatan la vida del fotógrafo van desapareciendo lentamente sobre la oscuridad, rápidamente te pones en situación de espectador de la vida de Kevin y sin poder evitarlo se empieza a originar el deseo urgente de ver la tan comentada foto. Pero ante de esto, el video se para y los desconcertantes aparatos que había en la sala sueltan un impactante flash, que a más de uno consigue alterar el compás de nuestros latidos, acompañado de la foto de la niña y el buitre, que dura unos instantes. En mi opinón, el uso del Flash en la obra me parece muy interesante en la manera en la que te hace participe y de cómo te hace sentir por un instante en la niña indefensa fotografiada, pero al mismo tiempo, no me satisface del todo la forma en la que lo ha realizado ya que tras el flash, el espectador esta más concentrado en el susto que en la corta proyección de la foto de Kevin.

Ya se que los dos temas que voy a tratar entre si no tienen ninguna relación, pero la critica de esta ¬obra que voy hacer es con la comparación de la película ‘Origen’ de Christopher Nolan, ya que lo impactante, es como con materiales tan extremamente simples, Jaar, consigue introducirte en cuestión de segundos en la trama del argumento a diferencia de la enredada introducción de Nolan.
Por otro lado también algo para mi sorprendente, es como de manera inconsciente, el artista, al igual que lo realiza constantemente la Fabrica de imágenes en nuestro día a día, de una forma profunda se introduce en mi mente, al igual que lo consiguió Nolan con su película. Jaar lo vuelve a conseguir, dejándome totalmente hipnotizada, por lo que hasta que no caí rendida entre sueños esa noche tras la visita a la exposición, no se me fue la imagen ni la vida de Kevin de la cabeza.

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