domingo, 7 de noviembre de 2010

Carlos Garaicoa, Fin de silencio.

Irene Salamanca Vaquero
Grado en Historia del Arte
Teoría del arte
Grupo 12


Carlos Garaicoa, Fin de silencio.

Carlos Garaicoa nació en 1967 en La Habana, Cuba, donde aún vive y trabaja. Se dio a conocer en los años noventa con su primera exposición, Días de infancia, que es de 1989, pero es a partir de Las metáforas del templo que se inserta de lleno en el ámbito plástico cubano. Su obra abarca desde la fotografía, hasta el dibujo, el grabado, el vídeo, y las intervenciones y performances en lugares públicos. Otro ejemplo de obras de este autor son: El sueño de la razón, El voluble rostro de la realidad , Carlos Garaicoa, La ruina, la utopía . Es importante en su trayectoria el proyecto Memorias íntimas.

En la calle Paseo de la Chopera se encuentra situado el antiguo Matadero de Madrid, donde podemos presenciar una exposición del artista Carlos Garaicoa llamada Fin de silencio.
En la antigua cámara frigorífica del Matadero descansan siete tapices sobre el suelo, para los cuales habrá de descalzarse si se quiere acceder a la sala.

Inspirado en los antiguos comercios de La Habana, donde podemos observar textos habituales en los suelos de esta ciudad y sobre los que Carlos Garaicoa intervino alterando su significado original. Este trabajo se inició en 2006 con la fotografía de los rótulos y los suelos habaneros y que culminará con la creación de estos tapices. A través de la reconstrucción de estos contextos, Garaicoa propone una nueva lectura de la ciudad, de sus modos de gobiernos y de su posible cambio social. Como el mismo explicará en una entrevista al diario El País: “Se trata de tapices dispuestos sobre el suelo que muestran los nombres de tiendas y comercios famosos en el centro de La Habana. Hicimos una documentación de muchos de estos espacios y luego seleccionamos un pequeño grupo al que realicé intervenciones gráficas. Es decir los nombres de las tiendas fueron alterados conscientemente por mí para transmitir mensajes, algunos cáusticos, otros poéticos, pero para nada privativos al público habanero, mi intención es que funcionen de una manera mucho más universal. De algún modo se trata de crear un espacio personal, privado (que es el espacio de la escritura y la palabra poética) que a la vez se superpone a una situación urbana concreta como son estos terrazos en una zona comercial altamente transitada. Es como si este juego de palabras e intervenciones pudiese reinventar la realidad.”

Encontraremos así tapices con mensajes como “La lucha es de todos, de todos es la lucha”, “El volcán estallará, iluminados, esperamos”, “Reina, destruye o redime”, “El pensamiento”, “La general tristeza negará placeres”…

“Si yo pudiera ser escultor y un fotógrafo, si yo pudiera escribir y crear un espacio, si además pudiera dibujar, yo seria muy feliz.” Dirá Carlos Garaicoa en una entrevista realizada por Juan Antonio Molina, en abril de 1994.

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