El director, Christopher Nolan, nos introduce con esta película en un submundo de sueños e ideas inducidas para manipular la mente de las personas.
Toda la trama del film surge alrededor del deseo del personaje principal Cobb (Leonardo DiCaprio) por recuperar a sus hijos; para ello acepta el trabajo más arriesgado de su vida, por el que arriesga su vida y la de su equipo de extractores de ideas. Este trabajo tan peligroso y fascinante consiste en introducir una idea en la mente de Fischer, heredero e hijo del dueño de una empresa competidora de la persona que encarga el trabajo (Saito) a cambio de facilitar a Cobb la entrada libre en su país. A su vez Cobb intenta resolver un problema personal que le atormenta, la historia de amor con su esposa que se le aparece en cada uno de sus sueños, producida por su subconsciente debido al sentimiento de culpabilidad acerca de su muerte. Este trágico fallecimiento fue producido por la confusión de la realidad como un sueño y el sueño como una realidad.
En la primera parte de la película el director consigue explicarnos con todos los detalles que cree necesarios cómo funciona el mundo de los sueños. El resto del film se desarrolla con gran ritmo, acción, fantásticos efectos visuales, persecuciones e incluso explosiones que enganchan aún más, si cabe, al espectador y amenizan el argumento.
Por otro lado, la escenografía es muy creativa, muestra una arquitectura construida a modo de laberintos oníricos de vital importancia en cada uno de los sueños de la historia.
El profundo y complejo argumento obliga al espectador a no perder ni un segundo de vista la pantalla, a pesar de eso en ocasiones la trama resulta un tanto incomprensible aunque la originalidad del guión y los efectos especiales te atraen y generan tanta tensión que sientes la necesidad de llegar al final y ver el desenlace.
Todo el argumento nos invita a cuestionarnos todo lo relacionado con los sueños, a pensar si de verdad estamos en la realidad o cuando nos despertamos seguimos soñando, si algún día alguien podrá introducirse en nuestros sueños y hacernos actuar de una forma determinada sin que sospechemos nada, e incluso si llegará el día en que consigamos que nuestros sueños se hagan realidad. No debemos olvidar que, como escribió Calderón de la Barca en “La vida es sueño”:
Yo sueño que estoy aquí,
de estas prisiones cargado;
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.
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