sábado, 6 de noviembre de 2010

Al acecho

Nunca imaginé que saldría de una galería de arte tal y como lo hice, asombrada, pensativa e incluso algo triste.
Al llegar al centro de arte te llevas una rara sorpresa y es que la exposición consta de una videoinstalación que tiene una duración de tan solo ocho minutos y se complementa con una serie de fotos muy pequeñas sobre tres importantes e influyentes mujeres (Aung San Suu Kyi, Graça Machel y Ela Bhatt), enfocadas por varias fuentes de luz que aumenta su atractivo a pesar de su reducido tamaño.
“The Sound of Silence” es una exposición de Alfredo Jaar y Oliva Arauna que trata de profundizar en la vida de Kevin Carter, un reportero gráfico que tuvo la oportunidad de fotografiar una de las instantáneas más polémicas de la historia de la fotografía consiguiendo con ella el premio Pulitzer.
Una vez dentro del cubo todo parece tétrico por la oscuridad existente en el interior pero todo cambia cuando el video da comienzo. Muy al contrario de lo que esperaba encontrar en él, predomina el texto, solo existe una imagen suficientemente impactante como para que todo lo leído anteriormente cobre sentido. Desde mi punto de vista, lo que ha querido transmitir Alfredo Jaar en esa única fotografía, tomada por el propio Kevin Carter, marca un antes y un después en su vida, porque esa imagen le trajo al homenajeado muchas y duras criticas que acabaron finalmente con su vida, pues se suicidó inesperadamente. Es curioso que después de haber pasado por tantas ocasiones de peligro y salir ileso, su vida acabara así.
La famosa imagen captada, sobre el acecho de un ave carroñera a la niña famélica, es una de las fotografías de las que más comentadas y criticadas mundialmente.
Tras ver todo el video es inevitable pararse a pensar, reflexionar sobre toda la vida de esta persona, su carrera y toda la repercusión que tuvo su fotografía. Entonces te das cuenta de que es cierto todo lo que Alfredo Jaar intenta mostrarte, porque seguro que te preguntas por qué Kevin Carter no hizo nada para ayudar a la niña, cómo es posible que se quedara en un mero espectador. A partir de todo esto se puede comprender lo que dijeron algunos críticos, que en el momento exacto de disparar la cámara, Kevin Carter, también se convirtió en un ave al acecho de su presa. Lo único importante para él era captar la instantánea perfecta.
Seguro que en este momento muchas personas se seguirán preguntando qué fue de aquella niña, pero la verdad es que no se sabe nada de ella, ni se sabrá, es un enigma que nunca resolveremos.

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