La historia de Nastagio degli Onesti (1483) es una obra pictórica renacentista perteneciente al Quattrocento llevada a cabo por Sandro Botticelli y encargada por la familia Pucci, para conmemorar la ceremonia de unión entre Gianozzo Pucci y Lucrezia Bini.
Botticelli se inspiró para su obra (compuesta por cuatro escenas sucesivas) en un episodio del Decámeron, Bocaccio.
Las obras se basan en la típica historia de un hombre (Nastagio) que se lamenta del rechazo de su amada, hasta que al fin la mujer lo acepta y se casan.
La acción se desarrolla en un bosque, aunque este va sufriendo transformaciones paulatinamente.
En la primera obra Nastagio está simultáneamente en tres escenas, delimitadas por los troncos de los árboles. En la primera, conversa con gente en un campamento; después, pasea por el y, finalmente, se le aparece la escena de labella mujer siendo atacada por perros, y a la derecha un jinete. El movimiento del primer plano contrasta con la serenidad y la quietud del paisaje del fondo.
En el segundo diferenciamos tres escenas. Nastagio huye horrorizado tras ver al caballero extraerle el corazón a la joven, para dárselo a los perros (aparecen comiéndolo a la derecha); este le explica a Nastagio que, tras suicidarse, está condenado a perseguirla cada miércoles a la misma hora. Junto a la escena principal del cuerpo desfallecido, al fondo, la escena se reinicia.
El tercero representa un banquete en el que los invitados reaccionan sorprendidos ante la reaparición de los perros atacando a la joven, y el jinete. La segunda escena se encuentra en segundo plano; Nastagio habla con la madre de su amada y esta le concede el honor de casarse con su hija.
La obra de Botticelli La historia de Nastagio degli Onesti está en el Museo del Prado, excepto la última parte que pertenece a una colección privada.
Es precisamente esta última, mostrando el banquete de la boda de Nastagio con dos mesas bajo soportales con los escudos familiares, la que transmite incerteza sobre si la ha realizado Botticelli en su totalidad, ya que los ropajes están tratados con mayor amplitud, los tonos son más fuertes y hasta semeja una mayor minuciosidad y complejidad en el paisaje y la arquitectura.
Percibimos en la obra renacentista características básicas de este periodo: gusto por los clásicos, representado en el desnudo de la mujer y la perfección anatómica (aunque debemos asociar la desnudez con la crueldad); aplicación de la geometría (ropajes); empleo de la perspectiva lineal; y elementos arquitectónicos clásicos (armonía constructiva en número, proporción y equilibrio) como el Arco del Triunfo y soportales del último cuadro.
Debemos detenernos ante el nuevo y minucioso tratamiento de la luz del Quattrocento , aportando mayor volumen a las formas y profundidad.
Yolanda González Núñez
Grupo 12
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