martes, 2 de noviembre de 2010

El "Robin Hood Moderno": pinta para los pobres, pero le compran los ricos.

En Londres es habitual encontrar decenas de visitantes sacando instantáneas frente al Buckingham Palace o al London Eye. Pero ¿qué puede hacer un grupo de turistas, cámara en mano, frente a una pared de barrios como Archway? La respuesta es sencilla: están fotografiando una de las numerosas obras de Banksy que hay repartidas por toda la ciudad. La creciente popularidad del provocador artista ha hecho que muchos incluyan en el itinerario de su visita a Londres una parada en zonas menos turísticas como Farringdon o el Southbank, donde pueden encontrarse decenas de sus obras. Y es que Banksy se ha convertido en todo un fenómeno turístico en Londres: no sólo atrae a curiosos y seguidores de sus pinturas sino que sus 'stencils' - o plantillas sobre las que pinta - (hechos postal o estampados en bolsos y camisetas) inundan los mercadillos de la capital inglesa.
Sin embargo, las autoridades londinenses no parecen tener el mismo aprecio por las obras de Banksy y han amenazado con eliminarlas del paisaje urbano. Algunas de sus pinturas han desaparecido de las calles de Londres gracias al trabajo de los servicios de limpieza de graffitis. Sin ir más lejos, uno de sus murales más famosos, que mostraba a los protagonistas de la película 'Pulp Fiction', fue borrado en 2007 después de cinco años luciendo en una calle de Shoreditch .
A pesar de que Banksy se haya convertido en un personaje conocido mundialmente, su identidad sigue siendo una incógnita. El pasado mes de octubre la BBC difundió unas fotos en las que supuestamente habían "pillado" al artista mientras realizaba una nueva pintada en Londres. ¿Realidad o ficción? Ni la página web de Banksy ni su portavoz oficial se han pronunciado respecto al tema. Lo que sí es un hecho es que su fama sube como la espuma, al igual que su caché: la londinense casa de subastas Bonhams vendió diez de las obras del artista por nada menos que un millón de dólares el pasado octubre.

Banksy es el grafitero más famoso del mundo, el más criticado, admirado, perseguido y comentado. Él se ha autodefinido como "vándalo profesional". Los grafittis de Bansky cargan consigo un contenido social y una aparente aversión al abuso de autoridad y poder. Desde muy joven formó parte de la cultura de la pintura callejera de Bristol, tal vez junto a Birmingham, la más talentosa de todo el Reino Unido. Comenzó empleando la técnica del spray aplicado directamente a la pared. Primeramente se dedicó a llenar las calles y parques de Bristol con ratas de espíritu crítico y burlón que hacían de todo: rodar a los transeúntes con cámaras, oír música, bailar, volar,... Se integraban en el paisaje urbano para criticar los carteles que prohibían esto o lo otro... Las criticas son irónicas y divertidas, intentando que el espectador se identifique con ellas.
En 2000 organiza su primera exposición, en un restaurante-barco llamado Severnshed. Después se mudó a Londres, ciudad que también llenó de dibujos, y viajó a Los Ángeles, San Francisco o Barcelona. El restaurante todavía existe,pero ninguno de los camareros de entonces sigue. Porque ésa es otra: la pista de Banksy se desvanece a cada paso.
Él ha escrito: "A los que gobiernan las ciudades no le gustan los grafitis porque piensan que nada debe existir a menos que dé un beneficio". Pero es precisamente lo contrario: el Ayuntamiento de Londres, que asegura que su trabajo no consiste en diferenciar el arte del gamberrismo, manifestó recientemente que está dispuesto a borrar la treintena de grafitis de Banksy en esta ciudad aunque valgan miles de libras (a pesar del autor).Por su parte, el Ayuntamiento de Bristol reconoce que hay grafitis que pueden considerarse arte y otros no y que Banksy se ha ganado una reputación internacional.
Algunos compañeros le consideran un vendido. Otros opinan que sigue siendo él mismo. Aunque todos son conscientes de que ha creado un personaje a la altura del antifaz, un "Robin Hood Moderno".
El artista británico puso su punto de mira en el muro israelí trazado para apropiarse de parte de los mejores territorios palestinos de Cisjordania conquistados en 1967 y, cual grafitero urbano, ha dejado varios obras mordaces e ingeniosas que abren la veda para que el ilegal muro se parezca al muro de Berlín que, cuando se derribó, estaba completamente lleno de pintadas y murales. Banksy se pregunta en su web si es punible pintar sobre un muro declarado ilegal por la Corte Internacional de Justicia, su acción sirve para denunciar ante el mundo que el estado judío está convirtiendo a Palestina en "la mayor cárcel al aire libre del mundo".
En una ocasión se disfrazó y pintó clandestinamente en el Museo Británico. El museo tardó varios días en percatarse de que una piedra en la que aparecía pintado un cazador de la Edad de Piedra empujando un carrito de supermercado no pertenecía a su colección sino que era en realidad una broma de Banksy.
En otra ocasión hizo en el festival de Glastonbury un círculo similar al monumento megalítico de Stonehenge utilizando retretes portátiles y otra vez en el parque de atracciones de Disneylandia soltó una muñeca hinchable que representaba a un preso de Guantánamo.
Entre sus parodias de obras de arte figura una versión de 'Los nenúfares', de Monet, en la que aparecen flotando en el agua un carrito de supermercado y todo tipo de basura.

Banksy aparece en un episodio de Los Simpson (MoneyBART de la temporada 22), en la secuencia de apertura donde toda la ciudad de Springfield está llena de graffitis escritos por él. Bart con la boca tapada escribe en el Gag de la pizarra: "No debo escribir en las paredes". En el gag del sofá de la serie se puede ver una oscura fábrica asiática donde hay unos trabajadores usando animales muertos para hacer productos de Los Simpson. Esto ha generado gran polémica debido que gran parte de la producción del programa es hecho en una compañía de Corea del Sur, siendo esto una gran burla a la cadena Fox.
La secuencia de apertura fue escrita y dirigida por Banksy, y es un hito debido a que es la primera vez que alguien externo a la serie realiza una de sus intros. La denuncia de las condiciones laborales en las que el «merchandising» de hoy en día se hace realidad se palpa en cada escena. Ratas, calaveras, suciedad, animales maltratados, niños empleados como mano de obra barata... todos ellos «banksyanos» ingredientes que, por unos minutos, se convierten en decorado de «Los Simpsons». Según el artista, se trata de una crítica a la comercialización de la serie. A lo largo del par de minutos que dura la secuencia se ve cómo los operarios, prácticamente en condición de esclavitud, rellenan las figuras de Los Simpson con pelo de gatos muertos o usan el cuerno de un maltrecho unicornio para perforar los DVD's. Según el artista británico, su guión gráfico conllevó a retrasos y disputas sobre si el material podía ser trasmitido en televisión e incluso generó una amenaza de huelga por el departamento de animación.

Andreea Roxana Neagu
Grupo:12
1º Grado de Hª del Arte
Teoría del Arte
02/11/2010

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