domingo, 31 de octubre de 2010

Y los sueños, sueños son.

María de la Morena


A todos nos perturban los sueños, de hecho siempre que soñamos algo que no nos agrada, buscamos su significado ya sea mediante los libros especializados o en la propia red, un hecho que no siempre nos tranquiliza y que siempre nos deja más bien con la intranquilidad de saber que significará.
Es un tema que está latente, es la parte exotérica que todos llevamos dentro. Pero ¿cómo puede ser que en la película todo el equipo forme parte de un sueño, construido a partir del proyecto de un arquitecto, y se lo imaginen exactamente igual? Si realmente no somos capaces de saber cómo se llega al sueño que se ha tenido y mucho menos controlarlo, ¿cuántas veces desearíamos volver a ese momento en que estamos disfrutando y el despertador nos ha arrancado ferozmente de este? Y nos quedamos con las ganas de seguir disfrutando y la esperanza de recobrarlo. Siempre que tengo una pesadilla, algo hace que me despierte y puedo asegurar que siempre es lo mismo, me levanto voy al baño y cuando vuelvo a la cama, la pasadilla simplemente ha desaparecido, a la mañana siguiente pienso en que se marchó a través del saneamiento público de mi municipio. Esta sensación hace que piense que los sueños pertenecen a un estado del cuerpo y se reflejan en nuestra particular sala de cine, cuando éste descansa placidamente.
La ficción es extraordinaria, esas pócimas imposibles conjugadas con el villano del lugar, es como que la bruja del cuento por unos instantes se pusiese del lado de los buenos y cuando llegan las dificultades vuelve a sus instintos primarios, decidiendo incluso por unos momentos ir a los suyo, para de nuevo volver al trabajo en equipo. ¡Vaya protagonista! Tiene un as en la manga y le utiliza para desestabilizar la situación continuamente, creo que la mezcla producida no termina de estar en consonancia, el japonés queda en “el limbo”, pero ¿no hemos dicho que cuando te mueres te despiertas? No me cuadra, entonces cuando el protagonista no se despierta en la furgoneta y se despierta en el avión junto al japonés, al que ha recuperado en su sueño, cómo puede ser que luego nos quieran hacer creer que como la peonza no deja de girar el protagonista sigue soñando, ¿está preparada para una segunda parte?, no lo sé. Lo que si sé, es que cuando la película se estrenó decidí que no iba a verla porque no me llamaba nada la atención y que no me iba a gustar, y ahora me reafirmo en mi posición.
Espero que no estar en la corriente de la crítica haga que tenga un mal sueño.

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