Natalia Gil Serrano
“Origen” es un thriller de ciencia ficción dirigido por Christopher Nolan. La historia se sitúa en el mundo actual donde Dom Cobb (Leonardo DiCaprio) se dedica a robar información de la mente a través de los sueños. La trama empieza cuando Saito (Ken Watanabe), contrata a Cobb para hacer algo más enrevesado: introducir una idea en la mente del heredero de su adversario para que éste destruya su imperio. La historia se centra en la misión del equipo de Cobb pero acaba derivando en la vida personal del protagonista haciendo que el público vire su atención en pos de una trágica situación personal.
Esta película cumple con los requisitos para triunfar en la cartelera con una serie de actores conocidos y un film cargado de acción que no decepcionará al espectador. “Origen” ha recibido muchas críticas positivas que alaban su trama constante que no da lugar al aburrimiento pero también tiene sus críticas negativas a Nolan por dejar numerosos cabos sueltos.
Es verdad que el tema de los sueños, de jugar a ser dios, a crear y destruir todo aquello que podamos imaginar es, desde que existe el hombre, un deseo anhelado. “Origen” se supone que explota esa creación onírica pero en realidad el film se aleja de los sueños verdaderos, del surrealismo de Dalí o de Hitchcock con Spellbound. Nos muestra un mundo de sueños en donde todos los detalles han de ser iguales a la realidad para que el sujeto en el cual interfieren no se dé cuenta de lo que sucede a su alrededor.
Al principio se nos presentan los personajes del equipo en donde cada uno ha de realizar una tarea para recrear ese perfecto mundo de sueños contando con una arquitecta (Ellen Paige), un químico (Dileep Rao) o un falsificador (Tom Hardy). Pero Nolan a penas incide en las tareas de cada personaje ni profundiza en sus personalidades dotando a Origen de personajes algo vacíos que podrían haber dado juego con tramas secundarias muy interesantes.
Nolan ha introducido guiños a la mitología como con el personaje de la arquitecta Ariadne que nos hace pensar en el mito del minotauro en donde Ariadna ayuda a Teseo a escapar del laberinto, o con Cobb y su descenso en el ascensor que le enfrenta con su mujer muerta, Mall (Marion Cotillard), al igual que Orfeo bajo al Hades a por rescatar el alma de Eurídice. También nos recuerda a Matrix al no poder diferenciar entre la vida real y los sueños, dotando de los personajes de un tótem inimitable.
El final en donde no se sabe si la peonza sigue girando o cae muestra la capacidad del cine, o del arte, de crear virus fílmicos en el público al dejar esa incógnita abierta.
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