Nombre y apellidos: Katrin Marina Wagner Capel
Grupo: 12
La obra de Botticelli, nos presenta desde las formalidades del estilo renacentista, el aspecto de la alta sociedad florentina de flinales del s.XV. Fue encargada por una de las familias más poderosas del renacimiento florentino; los Pucci, cuya intención era conmemorar el casamiento de Gianozzo Pucci con Lucrezia Bini en una narración pictórica constituida por cuatro piezas inspiradas por uno de los cuentos del Decamerón de Boccaccio.
Este relato contaba los sucesos vividos por el joven Nastalgio, que melancólico a causa de un desamor pasea por el bosque donde encontrará una terrorífica escena. En ella el alma errante de un desafortunado suicida persigue a su amada arrancándole el corazón y ofreciéndoselo a sus perros por haberle rechazado antaño cruelmente. Nastalgio al ver que el suceso se repetía, invitó a su amada y a su familia a un convite para que lo presenciaran y de una u otra forma aleccionar a su amada, quien acabará aceptando su propuesta de matrimonio.
Formalmente, se nos presentan cuatro imágenes que van progresivamente tornando del mundo natural al que Nastagio escapa, al mundo edificado que éste fuerza desde la “amenaza” a su amada. La narración, casi cinematográfica, sufre una secuenciación articulada a modo de cómic; sucediéndose las escenas en el mismo campo visual pero separadas por elementos esta vez un tanto disimulados. Es también notable la caracterización de los personajes, que denotan una actitud teatral y presentativa.
Esto, fuera ya de todo formalismo, guarda una intención didáctica, es decir, la disposición, composición y tratamiento nombrado responde a un afán clarificador y absolutamente evidente de la historia. Alecciona a hombres y mujeres desde una base católica en la que asoma un cínico machismo ya que, aunque rechazar un amor con crueldad no es ético, no es (como el suicidio) un pecado destinado a recibir un castigo penitente.
Este castigo implica en la escena un sadismo, morboso y brutal que esconde el dolor de ser rechazado, justifica de alguna manera el crimen pasional hacia la mujer desde la lección sagrada que supone no arrancar la vida que dios no decide arrancar. De ello lo peor es que tanto Nastalgio como Pucci lo utilizan en beneficio de someter la voluntad, o por lo menos asegurarla, de sus esposas por lo que no es un mero relato sino un reflejo social de entonces.
Por todo ello, cabe destacar la actitud que decíamos morbosa y destructiva, en los ámbitos que rodean al hombre, esta vez su arte. Ha sido y es necesaria siempre, sobretodo ligada a algo “bello” como el amor; para el humano todo ha de tener la amenaza, la destrucción, lo espantoso para vivir en plenitud el goce.
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