Carla González Fernández.
El mundo onírico o de los sueños es un tema que ha sido y es estudiado por filósofos y artistas desde hace siglos. Películas como Dark City de Alex Proyas o Matrix de los hermanos Wachowski, son sólo algunos ejemplos de películas donde la temática ha girado entorno a este mundo. El propio Christopher Nolan con la película Memento que se estrenó en el año 2000 ya trató el estado amnésico o de ensoñación que nos muestra en este nuevo trabajo.
En este thriller (Inception, 2010) Nolan nos sumerge en un mundo donde es difícil diferenciar lo real de lo onírico, donde jugando con el espacio y el tiempo nos acerca a entender el poder de la mente pero también y sobre todo la sumisión del subconsciente. La dificultad o quizá facilidad de introducir una idea en la mente de otra persona. La introducción de una idea que, en el caso de esta película, es a través de un grupo de personajes (interpretados por Leonardo Di Caprio, Marion Cotillard, Ellen Page, Tom Hardy entre otros) que se dedican a meterse en los sueños ajenos e implantar o dirigir las ideas de los otros.
Trama complicada que ha sido enfocada para un público de masas, con la ayuda de efectos llamativos, que a veces se repiten demasiado y ralentizan el ritmo del film, y un guión de dialogo que explica demasiado la historia, una historia muy básica para un tema complejo.
Temas como el de sueño creador, la relación entre sueño y vigilia, la fuerza del subconsciente, el poder conseguido a través de la manipulación de las mentes de los otros y sobretodo el poder creativo de la mente con la construcción de estas inmensas ciudades laberínticas que nos recuerdan a las obras del artista holandés, Escher.
Una idea extraña la de que cuando te duermes no sólo inventas un mundo, dentro de otro mundo y así hasta llegar al más profundo de tus pensamientos, sino que además son otros los que controlan y dirigen estos sueños. Película que sin duda no deja indiferente, bien porque te han llamado la atención los recursos cinematográficos o bien porque te llama la atención la falta de referencias sobre estudios de los sueños como los de Freud, por ideas fantásticas de lo que podrían ser los sueños.
Sin duda una obra ambiciosa que ha logrado engatusar a un gran público y de la cual podríamos decir que es entretenida, pero sobretodo con un montaje final muy bien conseguido y con un reparto muy taquillero, además de un director que se ha ganado un gran reconocimiento por sus anteriores trabajos como son Memento, Batman Begins e Insomnia entre otras.
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