lunes, 18 de octubre de 2010

¡Anda, si es una alfombra!

Juan Francisco Blasco

Eso es lo que escuche de boca de mi chica nada mas descalzarnos y entrar en el espacio donde se presentaba la exposición de Carlos Garaicoa en la que nos presenta un viaje desde Cuba a Madrid en alfombra. De esta manera es como el autor nos acerca escenarios de la cuba que se presenta por la visión de Carlos Garaicoa en la que se nos presentan reflejados en estos grandes tapices. Esta especialidad de la obra nos sorprende no solo por el contenido de esta sino también por la forma en la que nos la traen, la profundidad que percibimos a simple vista pero que al mismo tiempo recoge una textura que nada tiene que ver con lo que sentimos al tacto con los pies. Al mismo tiempo también nos topamos con proyecciones de sombras también relacionadas con la habana, en la que se nos introduce en un ambiente de continuo movimiento por los pasos que se reproducen continuamente en ellos, todo relacionado siempre con el paso del espectador que camina dentro de la obra.

Personalmente lo que más me atrajo a parte de la sensación de realismo autentico de las alfombras y de las proyecciones, más que lo que en ellas se representaba es la forma en la que se presenta, poniendo a un lado la originalidad de la exposición de esta, la crítica al antiguo modelo político y también al nuevo de una cuba siempre dominada por unos o por otros en la que nos cuenta como el paso del tiempo no hace más que enrarecer el entorno y convertir lo que antes era lujo y pasarela, en un producto de un modelo obsoleto en la que se a emplazado otro sistema igual de opresor, sobre todo quiero mostrar el ambiente en el que nos introduce el autor muy bien proyectado en la sala dejando una huella de angustia al público que nos encontramos dentro, buscando la inquietud de cómo serie el estar en la situación del artista en como serian en realidad los lugares que nos invita a pasear con un cierto sentido de lugar sagrado para el artista por la relación que nos hace tener con su obra, como si paseásemos por los rincones que fuesen más trascendentes para el haciendo que le acompañemos y al mismo tiempo leer sus pensamientos en el camino.

En conclusión, ni yo ni my chica esperábamos ver una exposición tan impresionante, ya que fue esto lo que nos llevamos una impresión buena para mí, no tanto para ella, pero que no nos defraudo como exposición ni como experiencia ya que es lo que nos llevarnos.

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