martes, 19 de octubre de 2010

Is this the real life? or is this just fantasy? – Elena González González



...Caught in a landslide, no escape from reality viene a ser lo que entonaría el espectador tras visionar Origen (Inception, 2010), la última película de Christopher Nolan. A priori, no sabe qué esperarse, ya que el trailer no muestra el argumento del film, tan sólo imágenes y premisas de la historia a la que se le invita a ver. Dicho recurso es el mismo que se utilizó para promocionar Matrix (1999), la cual, no sólo comparte estrategia promocional con Origen: ambas han sido financiadas por Warner, tratan diversas dimensiones de realidad y juegan con el espacio-tiempo.

Origen presenta el mundo soñado como una realidad paralela en la que se puede vivir, ya sea para evadirse del mundo verdaderamente real y anclarse al pasado (cuyo anhelo es el de Cobb, el protagonista) o para manipular mentes ajenas en pos del poder monopolístico, mediante el control de la introducción de datos (como manda hacer Saito en los sueños de Fisher).

La trama es laberíntica en todos los aspectos: los continuos saltos a las mentes de los personajes, la incertidumbre al intentar discernir entre sueños y realidad y el concepto “escheriano” de ciudad que se crea en el mundo de los sueños, ausente de toda lógica. Precisamente esta cartografía fantástica es la encargada de hipnotizarnos, pues traslada de una forma real al escenario virtual, ya que éste, a pesar de lidiar con la física (edificios que se pliegan, un espejo en medio de la calle…) recrea espacios naturales, auténticos. Según el propio Nolan: “cuando uno se queda dormido, crea un mundo entero; pero no sólo lo crea, también lo vive sin darse cuenta”*

Sin embargo, se trata de un film sobretodo cinéfilo, ya que hace referencia a cantidad de títulos cinematográficos: la mencionada Matrix (1999), Dark city (1998), La celda (2000), Paprika (2006), 2001: una odisea del espacio (1968) y de manera más evidente a 007: al servicio secreto de Su Majestad (1969) a la que Nolan debe la estética y el clímax de su película (concretamente la tercera fase del proceso “sueño en un sueño”). Con ello, el director plasma la capacidad que tiene el séptimo arte de dejar grabadas escenas en nuestras mentes; “mientras escribía (el guión) dejé que mi imaginación volara […] en consecuencia, se fueron colando fragmentos de películas de atracos, detectives…”** Además, también referencia obras literarias, como es el caso de Ubik (1969) de Philip K. Dick, novela de ciencia ficción que trata una realidad erosionada por la aparición de compañías especializadas en psiquismo que someten a la inducción narcótica, produciéndose una alteración de los estados de la conciencia que perjudica a la distinción de la realidad perceptible.
De este modo, la intención de Nolan no es sino introducir en nuestro inconsciente su film más onírico, dejarnos su huella a partir de otras huellas.


*DIRIGIDO POR…, Nº 402, JULIO-AGOSTO 2010, entrevista a Christopher Nolan por Gabriel Lerman, pág. 33
**DIRIGIDO POR…, Nº 402, JULIO-AGOSTO 2010, entrevista a Christopher Nolan por Gabriel Lerman, pág. 34

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