martes, 19 de octubre de 2010

VIVIENDO ENTRE SUEÑOS Verónica Santos

Inception (Origen) un film de Christopher Nolan que relata la historia de Dom Cobb (Leonardo DiCaprio) un ladrón profesional de sueños, que a través de un dispositivo que permite sueños colectivos compartidos, intenta realizar un último trabajo: la "incepción" de una idea en la mente del empresario Robert Fischer (Cilian Murphy), al que su competidor Saito (Ken Watanabe) quiere superar y que permitirá a Cobb volver a casa con sus hijos, como recompensa.



Lo que promete ser un buen guión termina plasmándose en una película de acción más, que sólo entretiene. Guiños a la saga del agente Bond. Regodeos al estilo Matrix, que convierten en un desafío cinematográfico una fantasiosa escena de acción completamente irreal, que termina redefiniendo el curso de la acción; o la interminable caída de la furgoneta en slow motion.



No todo es malo en el filme. En sentido positivo, Nolan suscribe la concepción de Jung y Freud, en la que el inconsciente personal (de Dom Cobb) está anclado en recuerdos, deseos y experiencias, sobre todo las reprimidas y olvidadas. Cobb es incapaz de deshacerse de su esposa fallecida, en los sueños que hace soñar a otras personas. El personaje de DiCaprio agrega una regresión temporal al acto de soñar, pues plantea la reviviscencia de una situación que lo domina desde el pasado (haber inducido a su esposa al suicidio). Así tenemos, el flash back inicial, la bajada a niveles de subsueños y paralelamente, las apariciones de la difunta esposa; a lo que se añade el atajo del ascensor, para ir a redimir las culpas del protagonista por no haber salvado a Mall (Orfeo desciende a los infiernos a rescatar a su particular Eurídice). Un laberinto mental, que se representa en la arquitectura de cada uno de los sueños (laberinto cretense). No obstante, estos edificios perfectos (salvo los derruidos en la costa, al estilo Planeta de los Simios), no se corresponden con el carácter alucinatorio que tienen los sueños no cinematográficos.



Sin embargo, Nolan deja una idea flotando: ¿Y si nuestras decisiones fueran producto de una manipulación onírica que otro ejerciera sobre nosotros...? En la ficción, se trata de una manipulación del inconsciente; pero lo que es peor, en la realidad nos manipulan incluso despiertos (manipulación informativa, política, publicitaria...) y como Robert Fischer, todos tenemos la capacidad de la mente para defenderse de las ideas virales que otros quieren introducir.



Pero, ¿cuál es la solución del final de la película? El veterano actor Michael Caine la reveló en una entrevista con la BBC: "En la escena de la peonza que deja al final, que es cuando yo aparezco de nuevo... Si yo estoy allí es real, porque nunca he estado en el sueño. Yo soy el tipo que inventó lo de los sueños."

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