viernes, 15 de octubre de 2010

"El valor artístico de lo secundario" Irene Gándara Ruiz

Origen, película dirigida por Christofer Nolan y protagonizada por Leonardo Di Caprio interpretando el papel de Cord, un extractor de sueños que cobra por introducirse en los sueños de importantes empresarios para extraerles información, en esta ocasión se enfrentará a un encargo especial, el de introducir una idea en la mente del soñador.

La película empieza con el final haciendo un salto temporal, flash back, hasta llegar al principio, de esta manera atrae la atención del espectador, que se siente confundido al no entender la trama. Después de una media hora cuando todo comienza a tener sentido, comienzan mediante una serie de diálogos monótonos entre Cord y Ariadna (referencia a Cicerón con su aprendiz), introduciendo las teorías sobre el psicoanalista francés, Sigmund Freud, sobre el mundo de los sueños y lo inconsciente. Aunque Nolan hará una preiconográfia al no llegar hacer un análisis profundo del tema.

Tras esto, en mi opinión, la película acaba por decepcionar en cuanto se adentran en el sueño del empresario Robert Fischer, en donde tomando un giro argumentativo, el film se transforma en la típica película de acción americana, perdiendo la trama argumentativa sobre el mundo onírico, centrándose en constantes persecuciones e interrupciones por parte de los antagonistas, que son simples personajes que se dedican a provocar interminables luchas, alargando excesivamente la duración de la película, acabando por ocasionar el aburrimiento del espectador, que además ya se huele el predecible final.

Sin embargo hay que admirar, a las constantes referencias a la historia del cine, haciendo guiños a películas que ya habían tratado el campo del surrealismo con anterioridad, como en la película Matrix. Al mismo tiempo, nos muestra la idea del cine como una fábrica de sueños que tiene la capacidad de introducir inconscientemente en la mente del espectador virus fílmicos, haciendo así un elogio a esta penetración técnica de la que el público desconoce pero de la que somos víctimas en nuestro día a día con cada película, serie o documental que vemos y por la que Nolan consigue que tras unas horas después de a ver visto su filme, nuestra mente siga pensado en el intrigante mundo del inconsciente.

También aparecen referencias a temas mitológicos como el descenso de Orfeo al Hades en busca de su esposa muerta, Eurídice, que Nolan nos lo presenta por medio de Cord en los descensos que realiza mientras duerme con un simbólico ‘ascensor de sueños’, reviviendo y manteniendo el recuerdo de su mujer.
Asimismo presenta el mito de aracne, que ayuda al héroe griego Teseo, a salir del laberinto, en este caso Ariadna es la arquitecta de los sueños con forma de laberintos, consiguiendo por medio de estos diseños colocar al espectador en un mundo sin centro único al que estamos acostumbrados, trasladándonos así a un mundo arquitectónico que se pliega sobre sí mismo.

Como conclusión, la última película de Christopher Nolan, tiene un mayor valor artístico por los temas secundarios que trata, que por el argumento principal. Consiguiendo con éxito el introducirse en las mentes de los telespectadores.

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